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PERSONALIDAD, EXPERIENCIA Y FORMACIÓN DEL PSICOTERAPEUTA COMO PREDICTOR DE LA ALIANZA TERAPÉUTICA
PERSONALITY, EXPERIENCE AND PSYCHOTHERAPEUTIC TRAINING AS PREDICTOR OF THERAPEUTIC RELATIONSHIP
PERSONALIDAD, EXPERIENCIA Y FORMACIÓN DEL PSICOTERAPEUTA COMO PREDICTOR DE LA ALIANZA TERAPÉUTICA
Psicología Iberoamericana, vol. 25, núm. 2, 2017
Universidad Iberoamericana, Ciudad de México
Recepción: 31 Enero 2017
Aprobación: 30 Marzo 2017
Resumen: En esta investigación se analizaron factores asociados al psicoterapeuta con influencia potencial sobre la relación con el paciente. Con base en la literatura, las variables consideradas inicialmente fueron: personalidad, compromiso, re- flexión, experiencia y formación del psicoterapeuta. Mediante un muestreo no probabilístico intencional, se conformó un grupo de 50 participantes (psicoterapeutas que ejercen en la Ciudad de México). Para la medición de las variables asociadas al terapeuta, se utilizaron los siguientes instrumentos: la versión abre- viada del cuestionario ept-c (Castañeiras, Ledesma, García, & Fernández-Álvarez, 2008) y traducciones adaptadas de la Short Version of the Working Alliance Inventory (Tracey & Kokotovic, 1989), del 20 Item Mini ipip (Donnellan, Oswald, Baird, & Lucas, 2006) y de la Short Form of the Marlowe-Crowne Social Desirability Scale (Strahan & Gerbasi, 1972). Utilizando una regresión lineal se encontró que las variables personalidad (intelecto/imaginación), experiencia y formación predicen de manera significativa el nivel de la alianza terapéutica.
Palabras clave: alianza terapéutica, personalidad, experiencia, formación, psicoterapia.
Abstract: This research analyzed factors connected to the psychotherapist with a potential influence over the patient. Based on the literature, the following variables were initially considered: the psychotherapist’s personality, commitment, reflection, experience and training. Through intentional, non-probabilistic sampling, we assembled a group of 50 participants (psychotherapists working in their field in Mexico City). The following instruments were used to measure the variables associated with the therapist: the short version of the ept- c Questionnaire (Castañeiras, Ledesma, García, & Fernández-Álvarez, 2008) and adapted translations of the Short Form of the Working Alliance Inventory (Tracey & Kokotovic, 1989), of the 20 Item Mini ipip (Donnellan, Oswald, Baird, & Lucas, 2006) and of the Short Form of the Marlowe-Crowne Social Desirability Scale (Strahan & Gerbasi, 1972). Using a linear regression model, we found that the Personality (intellect, imagination), Experience and Training variables largely predict the level of the therapeutic relationship.
Keywords: therapeutic relationship, personality, experience, training, psychotherapy.
Para las investigaciones acerca del impacto de la relación terapéutica en el resultado de la psicoterapia, la apa Division of Psychotherapy Task Force on Empirically Supported Therapy Relationships define la alianza terapéutica como la calidad y fuerza de la relación colaborativa entre el cliente y el psicoterapeuta en terapia. Dentro de este concepto están implícitos los lazos afectivos positivos entre el cliente y el terapeuta (tales como confianza mutua, agrado, respeto e interés), aspectos cognitivos de la relación, consenso y compromiso acerca de las metas de la terapia y los medios para lograrlas. La alianza implica una sociedad entre el terapeuta y el cliente, en la que cada uno está comprometido activamente, tiene responsabilidades específicas, y considera que su contraparte también está comprometida en este proceso. Así, la alianza es un aspecto consciente y útil de la relación terapéutica (Horvath & Bedi, 2002).
Diversas investigaciones confirman la importancia de la alianza terapéutica para el resultado del proceso psicoterapéutico (Horvath & Symonds, 1991; Diamond et al., 2006; Hintikka, Laukkanen, Marttunen, & Lehtonen, 2006; Patterson, Anderson, & Wei, 2013; Parpottas & Draghi-Lorenz, 2015; McClintock, Anderson, & Petrarca, 2015). Asimismo, se ha encontrado que la relación terapéutica se asocia con la tendencia a la permanencia en el tratamiento (Constantino et al., 2007; Pereira, Lock, & Oggins, 2006; Weck, Grikscheit, Jakob, Höfling, & Stangier, 2015).
Igualmente, existen estudios meta-analíticos que corroboran la correlación comentada previamente. Martin, Garske y Davis (2000) realizaron una revisión empírica de estudios que relacionaban la alianza con el resultado de la psicoterapia; revisaron de manera exhaustiva estudios individuales entre 1977 y 1997. A partir de un conjunto inicial de 1405 estudios de cuatro bases de datos diferentes (seleccionando 58 que coincidieron con los criterios de inclusión) y de 3 mil 040 investigaciones no publicadas, tesis de maestría y doctorado (de las que se conservaron 21 en función de los criterios de inclusión), se utilizaron procedimientos meta-analíticos en los que se encontró una relación consistente de la alianza terapéutica con el resultado. La relación encontrada entre la alianza y resultado fue de .22 (n=68, sd=.12). Con esta base, los autores del meta-análisis concluyeron que la alianza puede ser terapéutica por s. misma, independientemente de otro tipo de intervenciones psicológicas, además de que puede tener un efecto indirecto sobre el resultado e interactuar con otras intervenciones.
En las revisiones de la literatura, las publicaciones apoyan la idea de que la personalidad del terapeuta tie- ne un impacto sobre la fuerza de la alianza terapéutica (Marshall et al., 2003; Hilsenroth & Cromer, 2007; Ackerman & Hilsenroth, 2003; Harper Romero, Meyer, Johnson, & Penn, 2013; Parpottas & Draghi-Lorenz, 2015; Jung, Wiesjahn, Rief, & Lincoln, 2015). Ackerman y Hilsenroth (2003) hicieron una revisión de publicaciones acerca de la influencia de los atributos personales del terapeuta sobre la alianza psicoterapéutica en la que incluyeron libros y revistas desde 1988 hasta 2000. De acuerdo con los autores del estudio, la revisión realiza- da sugería que los atributos personales del terapeuta influencian positivamente el desarrollo y mantenimiento de la alianza; asimismo, planteaban que los terapeutas manifiestan su contribución a la relación terapéutica a través de aspectos como el entusiasmo, interés, exploración y compromiso.
Por otro lado, los hallazgos de diversas investigaciones sugieren que el compromiso y reflexión por parte del terapeuta están asociados de manera positiva con la alianza terapéutica (Robbins & Jolkovski, 1987; Hilsenroth, Peters, & Ackerman, 2004; Hill, Nutt-Williams, Heaton, Thompson, & Rhodes, 1996). Con base en una revisión de la literatura empírica sobre la contra-transferencia, Rossenberger y Hayes (2002) concluyeron que la introspección que tiene lugar después de tomar cons- ciencia de las reacciones contra-transferenciales permite resolver los impasses.
Por otra parte, con base en la revisión de la literatura, Marshall et al. (2003) encontraron que la falta de inter.s, rechazo y falta de espera de la respuesta del paciente son comportamientos del terapeuta que se relacionan con una menor efectividad del tratamiento, mientras que, siguiendo a Ackerman y Hilsenroth (2003), el inter.s y la atención a la experiencia del paciente son factores que contribuyen positivamente con la alianza.
inalmente, en las revisiones de la literatura se ha encontrado que existe una relación entre la alianza te- rapéutica, por una parte, y la formación y experiencia del terapeuta, por otra (Mallinckrodt & Nelson, 1991; Hilsenroth & Cromer, 2007; Weerman & Arntz, 2007; Meier, Donmall, McElduff, Barrowclugh, & Heller, 2005; Raytek, McCrady, Epstein, & Hirsch, 1999; Jung et al., 2015).
Siguiendo a Ackerman et al. (2001), los hallazgos indican que los terapeutas experimentados son capaces de tras- cender su estado de ánimo, tienen habilidades de auto-rregulación más fuertes y repertorios más flexibles que los terapeutas no experimentados, una mayor atención en el cliente y una orientación más adaptada a sus necesidades. En relación con esto, a partir de una revisión de la literatura sobre las Terapias con Soporte Empírico, Londoño Pérez y Valencia (2005) concluyeron que la experiencia es una de las variables del terapeuta que puede afectar la eficacia de la terapia y que esto debe tomarse en cuenta en las investigaciones.
Por otra parte, Ackerman y Hilsenroth (2003) realizaron una revisión de publicaciones desde 1988 hasta 2000 sobre la alianza y actividad del terapeuta. Incluyeron investigaciones que presentaban una relación cuantificable entre algún índice para las variables del terapeuta y la alianza, y en las que el tema del estudio eran los atributos personales del terapeuta o su actividad técnica relacionada con el manejo de la alianza. Con base en 25 estudios que cubrieron los criterios de inclusión, estos investigadores concluyeron que las técnicas del terapeuta (por ejemplo, la exploración, profundización, reflejo, apoyo, interpretación adecuada y facilitación de la expresión del afecto) contribuyen positivamente a la alianza con el paciente, as. como a la identificación y reparación de las rupturas de la alianza.
La investigación presentada en este artículo exploró si existía una relación entre el nivel de la alianza terapéutica, por un lado, y variables de personalidad, reflexión y compromiso, y experiencia y formación del terapeuta por otro. Asimismo, se pretendía conocer el impacto de estas últimas variables sobre el nivel de la alianza.
MÉTODO
El objetivo de la investigación presentada en este artículo fue proponer y estudiar un modelo explicativo de la alianza de trabajo en función de variables asociadas al psicoterapeuta. Se trata de un estudio cuantitativo, de corte transversal, no-experimental y explicativo.
Las variables utilizadas para este modelo fueron las siguientes:
• Personalidad: de acuerdo con Schultz y Schultz (2002, p. 10), el término personalidad se refiere a un “conjunto único y perdurable de característi- cas que pueden cambiar en respuesta a distintas situaciones”.
• Formación: de acuerdo con Jutoran (2005, p. 68), la esencia de una formación consiste en “integrar conocimientos teóricos, instrumentos técnicos y el desarrollo de la creatividad personal a través de la observación de sí mismo en ambos sistemas, el de formación y el terapéutico”.
• Experiencia: Ackerman et al. (2001) explica que, con entrenamiento y experiencia, los terapeutas pueden aprender a relacionarse en maneras distintas. De acuerdo con Driscoll et al. (2003), en general, la experiencia de un terapeuta se define como el gra- do que éste posee, o como el número de meses que ha dado terapia.
• Compromiso y reflexión: González de Rivera (1990, p. 6) entiende el compromiso en la terapia como un “estado inicial en el que el paciente y el terapeuta deciden dedicar buena parte de su capacidad, tiempo, energías y vínculo al logro de los objetivos terapéuticos”. Por otra parte, Corey (1996) considera esencial que el terapeuta explore sus propios valores, actitudes y creencias, y se mantenga abierto a su propio crecimiento. En relación con esto último, Gelso y Hayes (2002) explican que para manejar la contra-transferencia se requiere que el terapeuta tome consciencia personal. Para estos autores, la habilidad de conceptualizar es uno de los factores que permiten manejar la contratransferencia; ésta consiste en la capacidad del terapeuta para utilizar en el trabajo la teoría y para comprender te.ricamente la din.mica del paciente en función de la relación.
Alianza: La apa Division of Psychotherapy Task Force on Empirically Supported Therapy Relation- ships explica la alianza terapéutica con base en la calidad y fuerza de la relación colaborativa entre el cliente y psicoterapeuta. Este concepto incluye lazos afectivos, aspectos cognitivos de la relación terapéutica, consenso y compromiso hacia las metas de la terapia (Horvath & Bedi, 2002).
La hipótesis de este trabajo fue que las variables del terapeuta estudiadas (personalidad del terapeuta, formación del terapeuta, experiencia del terapeuta, y compromiso y reflexión del terapeuta) están vinculadas con la alianza terapéutica y que, en diversa medida, permiten explicarla.
El estudio fue realizado con psicoterapeutas a través de un muestreo no-probabilístico (intencional), a partir del cual se llevó a cabo una regresión que relacionó la alianza con las variables independientes propuestas.
PARTICIPANTES
Mediante un método no probabilístico intencional, se formó un grupo de 50 participantes para la investigación. Los participantes fueron psicoterapeutas con un nivel de estudios de licenciatura como mínimo, con formación en psicología clínica o en psicoterapia de por lo menos un año y con experiencia en el trabajo con pacientes también de por lo menos un año; todos ellos ejerciendo la psicoterapia en la Ciudad de México. Las edades de los participantes estaban entre los 24 y 63 años de edad, con una media de 37.8 años. El 82% de los participantes eran mujeres y 18% hombres. El grado académico de los participantes iba de licenciatura a doctorado; la mayor.a (70%) ten.an nivel de maestría. La mayor parte de los participantes eran egresados de la licenciatura en Psicología (78%). En la mayor.a de los casos (87.8%), la terapia practicada por los participantes correspondía a uno de cuatro tipos: cognitivo-conductual, psicoanalítica, sistémica o humanista.
NSTRUMENTOS
Para la medición de las variables, se utilizaron diferen- tes instrumentos:
Para la medición de la Alianza Terapéutica, se utilizó una adaptación de la Short Form of the Working Allian- ce Inventory de Tracey y Kokotovic (1989), que es una versión reducida del Working Alliance Inventory (Horvath & Greenberg, 1989; Corbière, Bisson, Lauzon, & Ricard, 2006). La Short Form of the Working Alliance Inventory consta de 12 reactivos, con tres factores: Vínculo (α=.91), Tareas (α=.83) y Metas (α=.88). El co- eficiente alfa para la escala es de .95.
a) Metas: acuerdo entre el paciente y terapeuta sobre las metas de la terapia.
b) Tareas: acuerdo entre paciente y terapeuta en re- lación con que las tareas de la terapia se van a orientar hacia los problemas que el paciente traiga al tratamiento.
c) Vínculo: la calidad del vínculo interpersonal entre el paciente y terapeuta.
Para la medición de personalidad, se utilizó una adaptación del 20 Item Mini ipip realizado por Donnellan, Oswald, Baird y Lucas (2006), que es una versión corta del Internacional Personality Item Pool-Five Factor Model de 50 reactivos (Goldberg, 1999, como se citó en Donnellan et al., 2006). El 20 Item Mini ipip consta de 20 reactivos, tomando los cuatro reactivos con mayor carga factorial para cada uno de los cinco factores de la personalidad propuestos en la escala original: extra- versión (α=.83), amabilidad (α=.72), responsabilidad (α=.73), neuroticismo (α=.83) e intelecto/imaginación (α=.69). Cada reactivo consta de cinco opciones de res- puesta.
Para la medición del compromiso y reflexión del terapeuta, se ocupó la versión abreviada del cuestion- ario ept-c, de Castañeiras et al. (2008), con 21 reactivos y cinco factores; exclusivamente se utilizaron los factores de función involucración (α=.72) y función expresiva (α=.70).
La variable experiencia y formación se evaluó con tres indicadores: el número de años de experiencia en trabajo con pacientes, el número de años de estudio de Psicología y el número de años de estudio de psicote- rapia del participante; se sumó el resultado de las tres respuestas.
Para controlar la deseabilidad social, se aplicó una escala de deseabilidad social, la Short Form of the Marlowe-Crowne Social Desirability Scale, de Strahan y Gerbasi (1972), que consta de 10 reactivos y tiene un coeficiente de confiabilidad de .70.
Adicionalmente, se preguntó a cada participante por su sexo, edad, estado civil, grado académico, tipo de carrera, tipo de posgrado y tipo de psicoterapia que practica.
PROCEDIMIENTO
Se contactó a los participantes que cubrían las características del estudio en instituciones relacionadas con la psicoterapia. Se pidió a los participantes que contestaran los cuestionarios individualmente, de manera anónima y se les aseguró la confidencialidad de sus res- puestas. Los cuestionarios se autoadministraron para reducir el sesgo de deseabilidad social.
RESULTADOS
A partir de la revisión de los análisis descriptivos (ver tabla 1), destacan los siguientes datos. La variable de experiencia y formación presentó una media de 20.87 (medida en años). La deseabilidad social presenta una media de 3.92 medida de una escala del 1 al 10.
Se calculó la correlación de Pearson entre las variables y se destacaron los siguientes aspectos (ver tabla 2). En primer lugar, a mayor edad, los terapeutas presentan una mayor experiencia y formación. A la vez, la edad de los terapeutas presenta una relación negativa con el factor de la personalidad que mide intelecto/imaginación. En segundo lugar, entre mayor sean la experiencia y formación de los terapeutas, éstos tienden a obtener calificaciones mayores en el nivel de la alianza terapéutica. Asimismo, se encontró una relación positiva entre el factor de personalidad intelecto/imaginación y el nivel de la alianza terapéutica. En tercer lugar, el factor de personalidad amabilidad, por una parte, y los factores de personalidad responsabilidad e intelecto/imaginación, por otra, se correlacionaron positivamente. Los factores de personalidad responsabilidad y neuroticismo se correlacionaron negativamente. Final-mente, la deseabilidad social sólo estuvo correlacionada con los factores de ept involucración y de responsabilidad; posiblemente, esto se debió a una reducción del sesgo a través de la autoadministración de los cuestionarios.
** La correlación es significativa al nivel .01 (con dos colas)
* La correlación es significativa al nivel .05 (con dos colas)
Con el objetivo de predecir el nivel de la alianza terapéutica en función de las variables del terapeuta de personalidad, reflexión y compromiso, y experiencia y formación, se llevó a cabo un regresión lineal múltiple empleando el método estándar (ver tabla 3). Se encontró que las variables de experiencia y formación, por un lado, y de personalidad intelecto/imaginación, por otro, predicen de manera significativa el nivel de la alianza de los terapeutas.
** p < .01
DISCUSIÓN
De acuerdo con los resultados presentados previamente, se pueden inferir los siguientes aspectos. Aparentemente el nivel de deseabilidad social pudo controlarse con efectividad, posiblemente debido a la autoadministración de los cuestionarios.
Al revisar las correlaciones, es posible notar que, como sería esperable, existe una relación positiva entre la edad, por una parte, y la experiencia-formación, por la otra. Adicionalmente, se presenta una correlación significativa importante entre la experiencia-formación y la alianza terapéutica.
En cuanto a la personalidad, existe una correlación positiva entre las áreas de amabilidad, por una parte, y de responsabilidad e intelecto/imaginación, por otra. También se encontró una correlación negativa entre responsabilidad y neuroticismo. Finalmente, una correlación positiva significativa fue encontrada entre la personalidad intelecto/imaginación y la alianza terapéutica.
De acuerdo con los análisis de correlación y regresión llevados a cabo, un mayor nivel de experiencia y formación de los terapeutas está asociado con un mayornivel de alianza terapéutica. Esto es congruente con las investigaciones comentadas con anterioridad (Mallinckrodt & Nelson, 1991; Hilsenroth & Cromer, 2007; Ackerman & Hilsenroth, 2003; Weerman & Arntz, 2007; Meier et al., 2005; Raytek et al., 1999; Jung et al., 2015)
En los resultados no se encontró evidencia suficiente de que el compromiso y la reflexión del terapeuta (en la forma en la que fueron medidos) estuvieran asociados de manera positiva con la alianza terapéutica, como era sugerido por la teoría (Robbins & Jolkovski, 1987; Hilsenroth et al., 2004). En caso de que esta asociación sí existiera pero no se hubiera visto reflejada en los análisis, el resultado encontrado podría deberse a la forma de medición utilizada para esa variable, o también al tamaño de la muestra.
Por otra parte, mayores niveles del factor de personalidad intelecto/imaginación de los terapeutas se asociaron con un mayor nivel de alianza terapéutica. Esto apoyaría la idea comentada previamente acerca de que la personalidad del terapeuta podría relacionarse con el nivel de alianza terapéutica (Marshall et al., 2003; Hilsenroth & Cromer, 2007; Ackerman & Hilsenroth, 2003; Harper Romeo et al., 2013; Parpottas & Draghi-Lorenz, 2015; Jung et al., 2015). Un elemento interesante en relación con este último punto se refiere al valor potencial de los aspectos creativos del terapeuta (vinculados con las preguntas hechas para medir la variable de intelecto/imaginación) en relación con la fortaleza de la alianza de trabajo.
Algunas limitaciones de la investigación se refieren al tipo de muestreo: como se mencionó previamente, se utilizó un tipo de muestreo no-aleatorio. Por otra parte, los instrumentos utilizados, con excepción de la versión abreviada del cuestionario eptc, de Castañeiras et al. (2008), fueron traducidos y adaptados del inglés.
Aparentemente, los resultados encontrados por esta investigación podrían utilizarse como base para profundizar en un modelo para los factores del terapeuta relacionados con la alianza de trabajo. Para ello, sería interesante ampliar el tamaño de muestra y, si fuera posible, llevar a cabo la investigación con una muestra aleatoria.
Referencias
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