Artículos
Recepción: 22 Noviembre 2023
Aprobación: 20 Marzo 2024
DOI: https://doi.org/10.48102/pi.v32i1.545
Resumen: El presente trabajo analiza la relación entre las fortalezas de carácter y la presencia de síntomas emocionales, hiperactividad y conductas prosociales en niños que cursan primaria alta en el Valle de México. Se realizó un estudio no experimental, transversal y correlacional. Para ello, se seleccionó una muestra no probabilística de 536 niños (52.4% niños y 47.6% niñas) con un promedio de edad de 10.5 años, a quienes se les aplicaron de manera grupal dos escalas: el Inventario de Fortalezas del Carácter para niños y el Cuestionario de Capacidades y Dificultades. Se obtuvo evidencia sobre el funcionamiento psicométrico de ambas escalas, y se analizaron las diferencias en las distintas dimensiones de los instrumentos por sexo y grado escolar. Los resultados principales mostraron correlaciones significativas entre algunas fortalezas de carácter con los síntomas emocionales, la hiperactividad y las conductas prosociales.
Palabras clave: fortalezas de carácter, hiperactividad, problemas emocionales, niños, psicología positiva.
Abstract: The present study analysed the relationship between character strengths and the presence of emotional symptoms, hyperactivity, and prosocial behaviours in children who attend 4th, 5th and 6th grade of elementary school in the Valley of Mexico. This was a non-experimental, cross-sectional, correlational study. To accomplish this, a non-probabilistic sample of 536 children (52.4% boys and 47.6% girls), with an average age of 10.5 years was selected. Two scales were applied: The Character Strengths Inventory for Children and the Abilities and Difficulties Questionnaire. The results provided evidence of adequate psychometric functioning for both instruments, and differences were analysed by sex and school grade. In addition, significant correlations were found between character strengths and emotional symptoms, hyperactivity, and prosocial behaviours.
Keywords: character strengths, hyperactivity, emotional symptoms, children, positive psychology.
Introducción
A lo largo de los años, la Psicología se ha establecido como una ciencia basada en el estudio de los procesos mentales y la conducta del ser humano, principalmente enfocada en la patología, la debilidad humana y las emociones negativas. A partir de ello, en los últimos años se ha comenzado a producir un cambio en la investigación y la aplicación de esta disciplina, en un intento de abordar también las variables positivas, y todas aquellas características que conducen al bienestar y a la buena vida (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000). Esto da lugar al surgimiento de la Psicología Positiva, definida por Seligman (2019) como el estudio científico de los rasgos individuales y las experiencias positivas de un individuo, las instituciones que facilitan su desarrollo y los programas que ayudan al mejoramiento de la calidad de vida de las personas, mientras previene o reduce la incidencia de la psicopatología. Este enfoque plantea que cada individuo es capaz de alcanzar su máximo potencial, y con ello su felicidad, brindando especial atención a la importancia de las virtudes y las fortalezas de carácter (FC) (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000).
Respecto a las virtudes, Peterson y Seligman (2004) definen este término como aquella cualidad que es valorada universalmente por la moralidad humana. Es probable que parte de la esencia de las virtudes se remonte a bases biológicas, pues integran un proceso evolutivo donde, desde un principio, dichas características se consideraron esenciales para la supervivencia de la raza humana. Las seis virtudes centrales que propone la Psicología Positiva son: 1) sabiduría y conocimiento, que hacen referencia a aquellas habilidades cognitivas que facilitan la adquisición y el uso adecuado de la información; 2) coraje, que reúne aquellas fortalezas emocionales que dan lugar a la voluntad en tiempos de adversidad; 3) humanidad, que se refiere a las fortalezas emocionales que llevan a procurar al otro; 4) justicia, que tiene que ver con el civismo y aquellas prácticas que orientan a una vida en comunidad sana; 5) templanza, que orienta al equilibrio y la autopreservación, y por último 6) trascendencia, virtud que aporta significado a la vida y forja conexiones duraderas con el entorno (Peterson & Seligman, 2004).
Otro de los conceptos clave que plantea la Psicología Positiva es el de las FC, el cual hace alusión a aquellos procesos psicológicos que definen una virtud y, por lo tanto, son derivadas de ella (Peterson & Seligman, 2004). Además, se ha considerado que las FC son rasgos que se manifiestan a lo largo de los años en diferentes contextos de la vida, y que suelen ser de naturaleza constructiva (Contreras & Esguerra, 2006). Como parte de la propuesta de la Psicología Positiva, se plantean 24 FC que se agrupan en seis virtudes (Tabla 1).
Es importante señalar que actualmente existen diversos estudios que evalúan las FC en población joven y adulta; sin embargo, las investigaciones enfocadas en niños que analizan este mismo factor son escasas. De acuerdo con algunos autores (Grinhauz, 2012), el estudio de las FC en niños es importante, ya que estas características podrían ser elementos clave para la promoción de un desarrollo favorable. Entre los instrumentos más utilizados para evaluarlas en población joven se encuentra el Values in Action Inventory of Strengths Youth (VIA-Youth), una adaptación de la versión para adultos VIA-is (Peterson & Seligman, 2004). Sin embargo, el VIA-Youth fue diseñado para población de 10 a 17 años, por lo que la evidencia empírica de su funcionamiento psicométrico se ha enfocado en población adolescente. Por ello, recientemente se desarrolló el Character Strengths Inventory for Children (CSI-C), un instrumento que evalúa las FC en niños de 7 a 12 años (Shoshani & Shwartz, 2018), y que, al igual que el VIA-Youth, busca medir las 24 fortalezas planteadas por la Psicología Positiva. De acuerdo con Shoshani y Shwartz (2018), este instrumento presenta índices adecuados de confiabilidad y validez. El CSI-C fue adaptado para población mexicana por Betancourt et al. (en prensa); las autoras reportan que todos los reactivos del instrumento cumplieron con los criterios de calidad psicométrica, pero no se reporta evidencia de validez y de confiabilidad, por lo que en el presente estudio se analizará el funcionamiento de esta herramienta.
En cuanto a los factores asociados con las FC, autores como Grinhauz (2012) y Na et al. (2022) coinciden en que estas se asocian a una prevención y disminución de la psicopatología, al fungir como factores de protección frente a los eventos adversos de la vida. Esto se relaciona con lo mencionado por Brown et al. (2020) y Qin et al. (2022), quienes descubrieron que estos aspectos constituyen un elemento importante para lograr la prevención eficaz de conductas riesgosas como consumo de drogas o alcohol, al fomentar actitudes de resistencia, persistencia y autoconfianza. De esa manera, es posible afirmar que la potencialización de las FC favorece las condiciones de una buena infancia, y una adecuada transición a la adolescencia, mientras que la ausencia de estas dificultan la adaptación al medio y desencadenan problemas en el desarrollo. Por otro lado, en investigaciones realizadas por Brown et al. (2020), Grinhauz y Castro (2015) y García-Álvarez et al. (2020) se encontró que existen diferencias en la presencia de FC entre hombres y mujeres, donde las niñas-adolescentes presentan mayor puntuación en fortalezas como la bondad y empatía, mientras que en los niños se presentan mayores puntuaciones asociadas al liderazgo.
En cuanto a los hallazgos en común sobre FC específicas, Shubert et al. (2019) y Brown et al. (2020) coinciden en que la creatividad disminuye con el paso de los años, y muchas veces es casi nula cuando los individuos llegan a la mayoría de edad; esto se debe a que alcanzan un grado de madurez más elevado. Por su parte, Na et al. (2022) y Qin et al. (2022) hallaron que la autorregulación se correlaciona positivamente con la disminución de las conductas impulsivas e hiperactivas en los niños dentro del ambiente escolar, ayudando a su vez a una disminución en los problemas de conducta y aprendizaje. Aunado a ello, Grinhauz y Castro (2015) y Weber (2021), encontraron una correlación positiva entre la gratitud y la adaptación al entorno escolar, pues cuando la primera es elevada, la segunda también lo es.
Por otro lado, referente a la evidencia sobre las FC con la presencia de problemas (emocionales o conductuales) en niños, Qin et al. (2022) encontraron en población de 10 a 13 años correlaciones significativas y negativas (de entre -0.14 a -0.3) entre problemas de conducta, de aprendizaje, psicosomáticos, de impulsividad-hiperactividad y ansiedad y las FC. Na et al. (2022) analizaron la relación entre las FC y problemas de salud mental en niños, mediante el uso Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ) de Goodman (1997), un instrumento que evalúa síntomas emocionales, problemas de conducta, hiperactividad-inatención, problemas con pares y conducta prosocial. Los autores encontraron que una puntuación total de FC se asoció negativamente con la presencia de síntomas de hiperactividad e inatención, así como con los síntomas emocionales (Na et al., 2022).
Específicamente, Shoshani y Shwartz (2018) analizaron la relación entre las dificultades socioemocionales (donde suman todas las dimensiones del SDQ incluyendo la conducta prosocial) y la presencia de FC (utilizando el csi-c. en niños de 7 a 12 años. Los resultados mostraron que las dificultades socioemocionales se asociaron significativa y negativamente con las fortalezas de templanza (-.84) y con las fortalezas interpersonales (-.36). Además, los autores realizaron una comparación entre los niños y niñas. Las niñas obtuvieron puntuaciones más altas en las fortalezas interpersonales, de trascendencia, intelectuales y de templanza que los niños, así como mayores puntajes de conductas prosociales (medidas con el SDQ) que los niños (Shoshani & Shwartz, 2018). Otro aspecto que analizaron fue la comparación por grupo de edad; los resultados indicaron que aquellos de 7 a 8 años presentaron puntajes menores en las fortalezas interpersonales, de trascendencia y de templanza, en comparación con los de 9 a 12 años. Por último, los más pequeños puntuaron significativamente más bajo en conductas prosociales en contraste con los de mayor edad.
En nuestro país, hay poca investigación que aporte evidencia sobre las FC en niños; no obstante, Granillo (2018) analizó la relación entre las virtudes y las fortalezas y los niveles de ansiedad y depresión en niños y adolescentes de 6 a 15 años. Los resultados mostraron correlaciones negativas (entre débiles y moderadas) entre las virtudes y las fortalezas con los síntomas depresivos y de ansiedad en esta población. La autora indica que una limitación de este estudio fue que, para valorar las FC, utilizaron el VIA-Youth, el cual, de acuerdo con la información reportada por ella misma, aún no cuenta con evidencia de validez y confiabilidad en población mexicana; esto pudiera indicar que los hallazgos deben tomarse con cautela.
Si bien lo planteado desde la Psicología Positiva busca que se aplique para toda la población sin importar país o cultura de origen, edad, sexo, entre otros aspectos, es importante contar con datos empíricos que aporten información sobre si esta propuesta aplica para la población mexicana; esto podría favorecer el desarrollo de programas de intervención basados en evidencia desde esta perspectiva, así como tener con herramientas adecuadas para el diagnóstico y la evaluación de intervenciones. Por ello, el presente estudio pretende contar con evidencia empírica sobre la validez y la confiabilidad del CSI-C, y determinar si existen diferencias significativas por sexo y grado escolar tanto en las FC como en la presencia de síntomas emocionales, hiperactividad y conductas prosociales en niños. Además, busca analizar la relación entre las FC y los síntomas emocionales, la hiperactividad y las conductas prosociales. Por eso, las hipótesis son: 1) el CSI-C mostró evidencia de validez y confiabilidad en una muestra de niños mexicanos; 2) existen diferencias estadísticamente significativas por sexo y grado escolar en las FC y en la presencia de síntomas emocionales, hiperactividad y conductas prosociales; 3) los niños con puntuaciones más altas en las FC presentan menos síntomas emocionales y de hiperactividad, y más conductas prosociales.
Método
Se realizó un estudio con un diseño no experimental, transversal y correlacional.
Participantes
Se seleccionó una muestra no probabilística por conveniencia de 536 niños, de los cuales fueron 52.4% niños y 47.6% niñas, con un rango de edad de 8 a 13 años (M = 10.51, DE = 1.02). Los participantes fueron estudiantes de cuarto (29.5%), quinto (36.5%) y sexto (34%) grado de tres escuelas primarias privadas del Valle de México. El 68.7% indicó vivir con ambos padres, ya sea como hijos únicos o con hermanos; el 10.4% con familia extensa; el 6.3% solo con mamá y hermanos(as), y el resto (14.3%) reportó otro tipo de configuración familiar.
Instrumentos
Se utilizó el Inventario de Fortalezas del Carácter para niños (csi-c), diseñado por Shoshani y Shwartz (2018) para niños de entre 7 y 12 años. El instrumento cuenta con un total de 96 reactivos, en escala tipo Likert con cinco opciones de respuesta, que van de “no me describe en absoluto” a “me describe totalmente”. Este instrumento evalúa las 24 FC planteadas por Peterson y Seligman (2004), las cuales se agrupan en cuatro virtudes o grupo de fortalezas: trascendencia, intelectuales, templanza e interpersonales. Los autores reportan un índice de confiabilidad (alfa de Cronbach) por arriba del 0.73 para cada una de las 24 fortalezas, además de un adecuado ajuste del instrumento con un análisis factorial confirmatorio; este arrojó evidencia de la agrupación de las fortalezas similar a lo encontrado en VIA-Youth por Park y Peterson (2006). Para fines de este estudio se utilizó la versión adaptada por Betancourt et al. (en prensa) para la población mexicana.
Se aplicó el Cuestionario de Capacidades y Dificultades (SDQ), diseñado por Goodman (1997) a partir de las principales clasificaciones de psicopatología (DSM y CIE) y fue pensado para niños y adolescentes entre los 4 a 16 años. Es un instrumento conformado por 25 reactivos con cinco opciones de respuesta que van de “no me describe en absoluto” a “me describe totalmente”, que evalúan cinco dimensiones: síntomas emocionales, síntomas conductuales, problemas con pares, hiperactividad y conducta prosocial. El SDQ se utiliza al nivel internacional, y de acuerdo con Rivera (2013) ha mostrado evidencia de validez y confiabilidad. A pesar de que existe su versión en español, no se encontró alguna publicación que evalúe la estructura factorial del instrumento, con un análisis factorial confirmatorio (AFC) en población mexicana; solo se halló el estudio de Méndez et al. (2012), en el cual, a través del AFC, confirman la estructura de las cinco dimensiones, pero obtienen valores de confiabilidad bajos. Sin embargo, se decidió aplicarlo porque es un instrumento reconocido internacionalmente, y como parte de este estudio se realizará la evaluación psicométrica. Además, se aplicó un cuestionario con preguntas sobre datos sociodemográficos de los participantes, por ejemplo, edad, sexo, estructura familiar, grado que cursan, etcétera, diseñado para esta investigación.
Procedimiento
Inicialmente, se acudió con las autoridades de las escuelas primarias para explicarles el objetivo del estudio y solicitar su permiso respecto a la aplicación de los instrumentos con los alumnos que asisten a sus instituciones. Una vez que se contó con la autorización, se envió a los padres y tutores de familia el consentimiento informado, donde se les explicó el objetivo de estudio y se les pidió su apoyo para la participación de sus hijos. A aquellos niños cuyos padres autorizaron su participación se les invitó a colaborar en la investigación, se les leyeron las instrucciones y se respondieron dudas de quienes así lo solicitaran; la aplicación fue grupal, de manera autoaplicable y los instrumentos se respondieron con lápiz y papel dentro de los horarios de clase, con una duración aproximada de cuarenta minutos.
Cabe señalar que no se incluyeron aquellos niños que presentaban algún tipo de discapacidad intelectual, según indicaron los profesores; además, se eliminaron nueve instrumentos que no se respondieron en su totalidad. La aplicación estuvo a cargo de cuatro estudiantes de séptimo semestre de la Licenciatura en Psicología, quienes tenían conocimiento tanto de los temas evaluados como de los propios instrumentos, además de estar capacitadas para responder las preguntas que surgieran; es importante mencionar que en cada uno de los grupos estuvieron presentes sus profesores y profesoras. La aplicación se llevó a cabo en todos los grupos de los tres grados escolares evaluados; en dos de las escuelas, la recolección de información se realizó en un solo día y en una de ellas en dos días, debido a las actividades académicas de los niños participantes.
Análisis de datos
Por medio de pruebas descriptivas (frecuencias, media, desviación estándar) se analizaron las preguntas sobre las características sociodemográficas de los participantes. Con el objetivo de estudiar las características psicométricas de los instrumentos se llevaron a cabo AFC, siguiendo la recomendación (Browne & Cudeck, 1992; Cea, 2004; Hu & Bentler, 1999) de tomar en cuenta varios índices para valorar el ajuste del modelo; se consideró como índice de parsimonia al CMIN/ DF (chi cuadrado normalizado dividido por los grados de libertad), el cual debía tener valores por debajo de 5 para considerar un buen ajuste del modelo. Como índices incrementales se tomaron en cuenta CFI (índice de ajuste comparativo) y TLI (índice Tucker-Lewis), los cuales debían tener valores > .90. Como índice absoluto se utilizó el RMSEA (error de la raíz cuadrada media de aproximación), que debía tener valores iguales o menores al. 08. Además, se obtuvo información sobre los coeficientes de consistencia interna (alfa de Cronbach). Se realizaron también pruebas de correlación de Pearson, pruebas t de Student para muestras independientes y análisis de varianza (anova) de una vía; asimismo, se realizaron pruebas post hoc Scheffé y se obtuvo la d de Cohen para el tamaño del efecto. Para todas se consideró como significativo un valor de p < .05. Los análisis estadísticos se realizaron con los programas Jamovi 2.3.15.0, así como con el SPSS versión 25.
Consideraciones éticas
Para esta investigación se siguieron los principios de la Declaración de Helsinki. Antes de iniciar la aplicación de pruebas, se proporcionó un consentimiento informado a padres de familia y tutores de los participantes; en este se incluyeron indicaciones e implicaciones del estudio para que se llevara a cabo voluntariamente y con aprobación completa en todo momento. De igual manera, se adjuntaron las cláusulas de confidencialidad en las cuales se establece que la información brindada será solo para fines de investigación y que se manejará de forma confidencial. A los menores, se les pidió su asentimiento informado y se les informó que podrían dejar de participar en el estudio en el momento que ellos así lo decidieran; en el instrumento no se les pidió a los niños que pusieran datos (por ejemplo, nombre, número de lista, número de expediente, etcétera) que pudiera identificarlos para mantener su anonimato. Se cuidó en todo el proceso que los menores no estuvieran en riesgo por participar en el estudio. Al finalizar la investigación, a las tres instituciones se les entregó un reporte con los resultados globales de sus estudiantes, lo cual puede brindarles información para favorecer la toma de decisiones.
Resultados
En el caso del CSI-C, inicialmente, se realizaron AFC para corroborar que los reactivos estuvieran incluidos en cada FC y que, a su vez, formaran parte de una de las cuatro subescalas propuestas por Shoshani y Shwartz (2018); por ello, se realizaron cuatro AFC (interpersonales, intelectuales, de trascendencia y de templanza). Estos primeros resultados mostraron que en general los modelos presentaban un buen ajuste, aunque en el caso de las fortalezas interpersonales se tuvo que eliminar las dimensiones de justicia y valentía para que ajustara el modelo. Sin embargo, al calcular el coeficiente alfa de Cronbach no todas las FC mostraban valores adecuados, por lo que se decidió eliminar aquellas que no cumplieran con los valores mínimos (a < .60); de las 24 FC iniciales se eliminaron 11. Con las 13 restantes se volvieron a realizar AFC, para las fortalezas intelectuales, de trascendencia e interpersonales; los primeros modelos (ya con las FC eliminadas por valores bajos en alfa de Cronbach) mostraron adecuados índices de ajuste (Tabla 2). En lo que respecta a la templanza, debido a que en el primer modelo que se probó no mostraba valores adecuados en todos los índices, con base en los índices de modificación se eliminó un reactivo de la dimensión de perdón (FC12. Si un niño(a) lastima mis sentimientos es difícil para mí seguir jugando con él/ella, reactivo con un peso factorial de .336), y de esta forma el modelo mostró valores adecuados en todos los índices. En la Tabla 4 pueden observarse los valores alfa de Cronbach de cada una de las FC evaluadas, así como su media y desviación estándar.
Como puede apreciarse en la Tabla 3 se probaron cuatro modelos con AFC para el SDQ; en el primero entraron todas las dimensiones del instrumento, y al no cumplir con los valores de todos los indicadores y con base en los índices de modificación se eliminaron las dimensiones de síntomas conductuales (M2) y de problemas con pares (M3). En el cuarto y quinto modelos se eliminaron en cada uno un reactivo de la dimensión de hiperactividad (SDQ25. Terminas siempre lo que empiezas, reactivo eliminado para el cuarto modelo con un peso factorial de .025; SDQ21. Piensas las cosas antes de hacerlas, reactivo eliminado para el quinto modelo con un peso factorial de -.004).
Respecto a la comparación de las FC entre niños y niñas, los resultados (Tabla 5) mostraron que, para las fortalezas interpersonales, se encontraron diferencias significativas en inteligencia social y liderazgo, donde los niños puntuaron más alto que las niñas. En cuanto a las fortalezas intelectuales, se hallaron diferencias significativas en las fortalezas de curiosidad y apreciación de la belleza, en las cuales los niños mostraron mayor puntaje en curiosidad que las niñas, quienes, a su vez, presentaron mayor puntaje en apreciación de la belleza que los niños.
Por lo que se refiere a las fortalezas de trascendencia, los niños presentaron puntajes significativamente más altos en esperanza que las niñas. En el caso de las fortalezas de templanza, solo se encontraron diferencias en la dimensión del perdón, donde los niños presentaron mayores puntajes que las niñas. Además, los resultados mostraron que en las tres dimensiones del SDQ hubo diferencias estadísticamente significativas en la conducta prosocial e hiperactividad, donde las niñas presentaron más conductas prosociales que los niños, quienes, a su vez, puntuaron más alto en hiperactividad (Tabla 5).
Al comparar las FC entre los grados escolares de 4º, 5º y 6º, los resultados mostraron diferencias estadísticamente significativas en las fortalezas de amor por el aprendizaje y apreciación de la belleza. De acuerdo con las pruebas post hoc, en el caso de amor por el aprendizaje los alumnos de 4º puntuaron significativamente más alto que los de 6°, y no se encontraron diferencias significativas entre los de 5º y 6º. En lo que se refiere a la apreciación de la belleza, las pruebas post hoc no mostraron diferencias significativas; sin embargo, los niños de 4º grado puntuaron ligeramente más alto que los otros dos grupos (Tabla 6).
En cuanto a los hallazgos de las dimensiones del SDQ, hubo diferencias estadísticamente significativas en las tres dimensiones. En los síntomas emocionales, los alumnos de 6º obtuvieron un mayor puntaje que los de 5º, así como en la dimensión de hiperactividad, donde los de 6º presentaron más estás conductas que los de 4°. En las conductas prosociales las pruebas post hoc no mostraron diferencias significativas; no obstante, los alumnos de 5º grado presentaron puntajes ligeramente menores en contraste con los otros dos grupos (Tabla 6).
En la Tabla 7 se presentan los resultados de las correlaciones entre las FC, los síntomas emocionales, la hiperactividad y las conductas prosociales de los niños. En cuanto a los síntomas emocionales, se encontraron correlaciones positivas con liderazgo y apreciación a la belleza, además, de correlaciones negativas con inteligencia social, ánimo, esperanza y perdón. Para hiperactividad, se hallaron correlaciones positivas y significativas con liderazgo, curiosidad, creatividad y humor. Respecto a las conductas prosociales, se encontraron correlaciones significativas y positivas con todas las FC.
Discusión
El objetivo principal de este estudio fue analizar la relación de las FC con la presencia de síntomas emocionales, hiperactividad y conductas prosociales en niños. Para ello, la primera hipótesis que se buscó probar fue si el csi-c mostraba una adecuada evidencia empírica sobre validez y confiabilidad en niños mexicanos; dicho instrumento fue diseñado por Shoshani y Shwartz (2018) para niños de 7 a 12 años. Estos autores señalan que hay una adecuada evidencia psicométrica del funcionamiento del instrumento en la muestra estudiada. Específicamente, reportan con los AFC que las 24 fortalezas se agrupan en cuatro categorías: intelectuales, de trascendencia, interpersonales y de templanza; por ello, en el presente estudio se realizaron AFC para confirmar dicha estructura, sin embargo, los hallazgos mostraron que, si bien se confirma que el instrumento cuenta con cuatro categorías de fortalezas, no se mantienen las 24. Solo en el caso de las fortalezas intelectuales se mantienen todas las FC (amor por el aprendizaje, curiosidad, apreciación de la belleza y creatividad) que conforman esta agrupación; en una situación similar, se encontraron las fortalezas de trascendencia, donde solo se eliminó la de gratitud. Pero en el caso de las fortalezas de templanza e interpersonales se eliminaron de cada una cinco FC, quedando la autenticidad y el perdón en las fortalezas de templanza y amabilidad, liderazgo e inteligencia social, dentro de las fortalezas interpersonales.
Es probable que las FC eliminadas tengan que ver con aquellas que no estén del todo desarrolladas en los niños de la edad estudiada, por ejemplo, mente abierta, en la cual hace referencia a un pensamiento crítico; si bien, Shoshani y Shwartz (2018) explican que en el desarrollo del csi-c se cuidó un lenguaje sencillo y acorde a niños de 7 a 12 años, tal vez se tendría que revisar de manera más detallada que los reactivos que conforman estas FC evalúen lo esperado en niños de esta edad. Además, es cierto que existe una fuerte crítica metodológica respecto a la operacionalización y la medición de la Psicología Positiva, donde autores como Van Zyl et al. (2023) sugieren que los artículos que reportan el uso de herramientas como el via-is o VIA-Youth (que son las herramientas más utilizadas desde esta perspectiva) generalmente violan supuestos de la teoría de la construcción de los tests, específicamente porque gran parte de los estudios no realiza un análisis inicial donde se verifique que los reactivos evalúan las FC, sino que utiliza las sumatorias de los reactivos que en teoría conforman las FC (sin comprobarlo empíricamente) para valorar si se confirman las agrupaciones de las FC, o sea lo que inicialmente la Psicología Positiva nombra como virtudes; esto, además, ha dado como resultado que se reporten diferentes estructuras factoriales, es decir, los estudios no han sido del todo consistentes en la agrupación de las FC. Por ello, y con base en los hallazgos del presente estudio, se sugiere para próximos estudios realizar una revisión teórico-metodológica sobre las FC que se esperaría evaluar en niños.
Los resultados mostraron que la segunda hipótesis de este estudio se comprueba parcialmente, ya que al analizar las diferencias en las FC entre niños y niñas, se encontraron diferencias estadísticamente significativas en cinco de las 13 FC evaluadas; si bien, los hallazgos coinciden parcialmente con los de Shoshani y Schwartz (2018) respecto a que existen diferencias por sexo, lo que llamó la atención fue que en cuatro de las cinco FC donde se hallaron diferencias significativas, los niños fueron los que puntuaron más alto respecto a las niñas, lo que no concuerda con lo reportado por Shoshani y Schwartz (2018), quienes reportan que son las niñas quienes presentan mayores puntuaciones; no obstante, es importante señalar que estos autores suman las fortalezas y realizan la comparación no por FC sino por la agrupación de fortalezas (interpersonales, intelectuales, de trascendencia y de templanza). En el presente estudio, la única FC donde las niñas puntúan significativamente más alto que los niños es en la apreciación de la belleza. Algo similar ocurrió con el estudio de Granillo (2018) realizado en México, quien encontró en una población de niños y adolescentes diferencias significativas en las virtudes de sabiduría y trascendencia, donde las mujeres obtuvieron mayores puntajes que los hombres; esto no coincide del todo con lo reportado en este estudio, ya que, si bien se encontraron diferencias significativas entre niños y niñas en dos FC que corresponden a la clasificación de sabiduría (curiosidad) y trascendencia (esperanza), los niños fueron quienes puntuaron más alto. Estas diferencias con el estudio de Granillo (2018) podrían deberse, en primer lugar, a que tiene una muestra con un rango de edad más amplio, es decir, incluye tanto a niños como a adolescentes; además, al igual que Shoshani y Schwartz (2018) suma las fortalezas al hacer las comparaciones, y Granillo (2018) utiliza el VIA-Youth para evaluar las FC. La ventaja de no tener sumatorias por las agrupaciones de las FC (como se hizo en el presente estudio) es que se puede obtener información más puntual sobre el funcionamiento de cada una de estas.
Otros estudios (Brown et al., 2020; García-Álvarez et al., 2020; Grinhauz & Castro, 2015) reportan diferencias significativas específicamente en la fortaleza de liderazgo, donde los varones son los que obtienen mayores puntuaciones que las mujeres, lo cual concuerda con los hallazgos del presente este estudio, a pesar de que el de Brown et al. (2020) y el de García-Álvarez et al. (2020) realizan su investigación con población adolescente. Esta diferencia en liderazgo podría deberse a aspectos sobre la educación que se les da a los menores en cuestión del rol de género; es decir, que en ciertas culturas como la nuestra pudiera promoverse en los varones el asumir un papel de líder más que en las niñas; no obstante, valdría la pena realizar más investigación al respecto.
Además de la comparación de las FC por sexo, la segunda hipótesis también plantea la comparación entre niños y niñas en las dimensiones de dificultades y capacidades del SDQ. Los resultados mostraron que los niños presentaron mayor puntaje en la dimensión de hiperactividad y las niñas más en conductas prosociales. Está información concuerda parcialmente con la reportada por Shoshani y Schwartz (2018), quienes solo encontraron diferencias significativas en la dimensión de conducta prosocial, donde, de la misma manera que el presente estudio, las niñas fueron las que puntuaron más alto que los niños. Tal vez en el estudio de Shoshani y Schwartz (2018) no encontraron diferencias en las dificultades debido a que igual que en las FC sumaron las cuatro dimensiones que conforman el instrumento (síntomas emocionales, síntomas conductuales, hiperactividad y problemas con pares), y de acuerdo con la literatura (Cui et al., 2021) la presencia de cada una de estas problemáticas podría variar por sexo, es decir, es más común encontrar síntomas emocionales en las niñas que en los niños, así como los síntomas conductuales son más comunes en los varones que en las mujeres.
Por otro lado, se realizó la comparación entre las FC por grado escolar (4º, 5º y 6º de primaria), encontrando diferencias estadísticamente significativas en las fortalezas de amor por el aprendizaje y apreciación de la belleza, donde los alumnos de 4º puntuaron más alto que los de 6º. Asumiendo que a mayor grado escolar más edad, estos hallazgos difieren de los encontrados por Shoshani y Schwartz (2018), quienes realizaron esta misma comparación por grupo de edad y encontraron que los niños de 7 a 8 años presentaron puntajes menores en las fortalezas interpersonales, de trascendencia y de templanza que los de 9 a 12 años. Es importante recalcar que estos autores no señalan ninguna diferencia significativa en las fortalezas intelectuales, categoría en la que se incluyen el amor por el aprendizaje y la apreciación de la belleza, lo cual podría explicar por qué en la presente investigación los más pequeños presentaron mayores puntajes. Otros estudios (Brown et al., 2020; Shubert et al., 2019) reportan diferencias significativas específicamente en la fortaleza de creatividad, señalando que la cualidad tiende a disminuir con el paso de los años y en muchos casos es casi nula al alcanzar la mayoría de edad; esto coincide parcialmente con la presente investigación, pues a pesar de que no se muestra una diferencia significativa entre los grados escolares evaluados, sí se puede distinguir una ligera disminución de esta fortaleza a medida que aumenta la edad.
Aunado a lo anterior, en este estudio se realizó una comparación entre las dimensiones del SDQ y los grados escolares, y los resultados mostraron diferencias estadísticamente significativas en las tres dimensiones evaluadas. En lo que refiere a las dificultades, los alumnos de 6º puntuaron más alto en síntomas emocionales que los de 5º, así como en hiperactividad, donde estos mismos arrojaron mayores puntajes que los de 4º; esto puede deberse a que, conforme aumenta la edad, los individuos pueden enfrentarse a situaciones más adversas, y son más conscientes de las dificultades que se les presentan. Referente a la conducta prosocial, los hallazgos evidenciaron que los alumnos de 5º presentaron puntajes ligeramente menores que los otros dos grupos. Los datos antes mencionados no concuerdan del todo con lo encontrado por Shoshani y Shwartz (2018), pues estos autores únicamente reportaron diferencias significativas en conducta prosocial, donde los de mayor edad puntuaron significativamente más alto que los de menor edad. No obstante, al igual que como ocurrió con las comparaciones entre niños y niñas, esto puede deberse a que los autores realizaron los análisis con la sumatoria de las dimensiones que conforman el instrumento.
Respecto a la tercera hipótesis de este estudio, Qin et al. (2022) y Na et al. (2022) reportan asociaciones significativas y negativas entre la presencia de FC y los problemas de salud mental que evalúa el SDQ, entre las que se incluyen las conductas impulsivas e hiperactivas. Estos hallazgos contrastan con los resultados de esta investigación, pues las correlaciones entre la hiperactividad y las FC resultaron ser positivas. Si bien, la hiperactividad suele ser considerada una característica negativa, es probable que el tipo de reactivos que se incluyó para obtener esta información pudiera prestarse más a una evaluación como una serie de conductas que favorecen los comportamientos más extrovertidos y las relaciones interpersonales. Aunado a esto, es importante recordar que también para el SDQ se realizaron análisis psicométricos, y específicamente en la dimensión de hiperactividad (que sí se mantiene) se eliminaron dos reactivos y solo quedó conformado por tres, lo que también es relevante dado que para evaluar un problema como lo es la hiperactividad probablemente se necesiten más elementos que puedan proporcionar información más puntual.
En cuanto a las correlaciones de las FC con síntomas emocionales, los resultados también demuestran ser diferentes de la revisión de la literatura, pues mientras que la investigación conducida por Granillo (2018) evidenció que las FC se correlacionaron negativamente con síntomas depresivos y de ansiedad en la misma población evaluada, en este caso se encontraron asociaciones tanto negativas como positivas entre los dos constructos. Específicamente, las FC que correlacionaron negativamente fueron inteligencia social, ánimo, esperanza y perdón. Por otro lado, aquellas que se asociaron positivamente corresponden a liderazgo y apreciación de la belleza. Este último aspecto puede deberse a que cualidades como el liderazgo implican un mayor compromiso y un importante grado de exigencia y disciplina; lo anterior puede detonar altos niveles de estrés y generar una carga emocional importante, dando como resultado la presencia de síntomas emocionales. En cuanto a los resultados obtenidos sobre apreciación a la belleza, la asociación positiva podría deberse a que esta variable implica una conexión más profunda con las emociones, así como una sensibilidad específica hacia el detalle y el entorno, pudiendo resultar en una mayor predisposición a ser más reactivo ante el ambiente, y con ello desarrollar síntomas negativos u otros padecimientos mentales.
En cuanto a las limitaciones del estudio, puede mencionarse el carácter transversal de la investigación, pues esto no permite determinar la evolución de las FC en los niños evaluados; ante esto se sugiere que en futuras investigaciones se lleven a cabo estudios longitudinales con el propósito de evaluar el progreso o el cambio de estas fortalezas a medida que el niño crece, y cómo estas pueden impactar positivamente cuando se enfrente a situaciones adversas o a nuevas etapas de vida como la adolescencia. Otra de las limitaciones es que no se contó con una muestra seleccionada de manera aleatoria, lo que complica que los hallazgos puedan generalizarse a otros grupos de niños, por lo que se sugiere llevar a cabo investigaciones con muestras más representativas.
Por otro lado, podría resultar beneficioso incluir alumnos no solo de instituciones privadas, sino también de escuelas públicas, con el objetivo de conformar una muestra más heterogénea, en la cual participen estudiantes de diversos niveles socioeconómicos. Además, podría sugerirse que en futuras investigaciones se incluyan otros informantes, como padres y maestros, con el objetivo de enriquecer la información respecto a las FC en niños mexicanos.
Conclusiones
El presente estudio permite concluir que se cuenta con una herramienta válida y confiable para evaluar algunas FC en niños de México, lo que podría ayudar para la evaluación tanto para saber cómo se encuentran presentes, o bien para apoyar la evaluación de intervenciones desde esta perspectiva. Además, se puede mencionar que la FC pudieran estar permeadas por el proceso evolutivo, debido a que estaban presentes de forma diferenciada por sexo y edad, por lo que se recomienda tenerlo en cuenta para futuros estudios.
Finalmente, se puede concluir que las FC se relacionan con la presencia de algunos síntomas emocionales, de hiperactividad, así como con el involucramiento con algunas conductas prosociales de niños y niñas, información que podría ser valiosa para el desarrollo de estrategias que permitan la promoción del desarrollo saludable desde la visión del fortalecimiento de las FC en niños, y que de forma indirecta permita la prevención de algunas problemáticas de salud mental.
Referencias
Betancourt, O. D., Canales, P. D. P., González, D. I., Gómez, P.V.C., Ibarra, C. M. C., & Vázquez, Z. B. (en prensa). Evaluación de fortalezas del carácter en niños: estudio piloto. El Psicólogo Anáhuac.
Brown, M., Blanchard, T., & McGrath, R. E. (2020). Differences in self-reported character strengths across adolescence. Journal of Adolescence, 79, 1-10. https://doi.org/10.1016/j.adolescence.2019.12.008
Browne, M. W., & Cudeck, R. (1992). Alternative ways of assessing model fit. Sociological Methods & Research, 21(2), 230-258. https://doi.org/10.1177/0049124192021002005
Cea, M. (2004). Análisis multivariante. Teoría y práctica en la investigación social (2. ed.). Síntesis.
Contreras, F., & Esguerra, G. (2006). Psicología positiva: una nueva perspectiva en psicología. Diversitas: Perspectivas en Psicología, 2(2), 311-319.
Cui, Y., Li, F., Leckman, J. F., Guo, L., Ke, X., Liu, J., ... & Li, Y. (2021). The prevalence of behavioral and emotional problems among Chinese school children and adolescents aged 6–16: A national survey. European Child & Adolescent Psychiatry, 30, 233-241. https://doi.org/10.1007/s00787-020-01507-6
García-Álvarez, D., Hernández-Lalinde, J., Cobo-Rendón, R., Espinosa-Castro, J. F., & Soler, M. J. (2020). Medición de las fortalezas del carácter en adolescentes y su predicción en el afrontamiento y bienestar psicológico. Archivos Venezolanos de Farmacología y Terapéutica (avft), 39(4), 303-317.
Goodman, R. (1997). The Strengths and Difficulties Questionnaire: A research note. Journal of Child Psychology and Psychiatry, and Allied Disciplines, 38(5), 581-586. https://doi.org/10.1111/j.1469-7610.1997.tb01545.x
Granillo, T. (2018). Análisis de las virtudes y fortalezas en niños en edad escolar, su relación con ansiedad y depresión [Tesis de Licenciatura inédita]. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
Grinhauz, A. S. (2012). El análisis de las virtudes y fortalezas en niños: una breve revisión teórica. Psicodebate. Psicología, Cultura y Sociedad, 12, 39-62.
Grinhauz, A. S., & Castro, A. (2015). Un estudio exploratorio acerca de las fortalezas del carácter en niños argentinos. Avances en Psicología Latinoamericana, 33(1), 45-56. https://dx.doi.org/10.12804/apl33.01.2015.04
Hu, L. T., & Bentler, P. M. (1999). Cutoff criteria for fit indexes in covariance structure analysis: Conventional criteria versus new alternatives. Structural Equation Modeling: A Multidisciplinary Journal, 6(1), 1-55. https://doi.org/10.1080/10705519909540118
Méndez, M. P., Andrade, P., & Peñaloza, R. (2012). Prácticas parentales y capacidades y dificultades en preadolescentes. Revista Intercontinental de Psicología y Educación, 15(1), 99-118.
Na, H., Lee, G., Si, E., Jun, W. H., & Park, C. (2022). Character strength and mental health problems among children from low-income families in South Korea. Children, 9(10), 1599. https://doi.org/10.3390/children9101599
Park, N., & Peterson, C. (2006). Moral competence and character strengths among adolescents: The development and validation of the Values in Action Inventory of Strengths for Youth. Journal of Adolescence, 29(6), 891-909. https://doi.org/10.1016/j.adolescence.2006.04.011
Peterson, C., & Seligman, M. E. (2004). Character strengths and virtues: A handbook and classification (Vol. 1). Oxford University Press.
Qin, C., Cheng, X., Huang, Y., Xu, S., Liu, K., Tian, M., Liao, X., Zhou, X., Xiang, B., Lei, W., & Chen, J. (2022). Character strengths as protective factors against behavior problems in early adolescent. Psicologia: Reflexão e Crítica, 35, 16. https://doi.org/10.1186/s41155-022-00217-z
Rivera, M. (2013). Análisis psicométrico del cuestionario de capacidades y dificultades (sdq) administrado en profesores de niños y niñas escolares de la Provincia de Santiago de Chile [Tesis de Licenciatura inédita]. Universidad de Chile.
Seligman, M. E. (2019). Positive psychology: A personal history. Annual Review of Clinical Psychology, 15, 1-23. https://doi.org/10.1146/annurev-clinpsy-050718-095653
Seligman, M. E., & Csikszentmihalyi, M. (2000). Positive psychology: An introduction. American Psychological Association, 55(1), 5-14. https://doi.org/10.1037/0003-066X.55.1.5
Shoshani, A., & Shwartz, L. (2018). Character strengths to children’s well-being: Development and validation of the character strengths inventory for elementary school children. Frontiers in Psychology, 9, 2123. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2018.02123
Shubert, J., Wray‐Lake, L., Syvertsen, A. K., & Metzger, A. (2019). Examining character structure and function across childhood and adolescence. Child Development, 90(4), e505-e524. https://doi.org/10.1111/cdev.13035
Van Zyl, L. E., Gaffaney, J., van der Vaart, L., Dik, B. J., & Donaldson, S. I. (2023) The critiques and criticisms of positive psychology: A systematic review. The Journal of Positive Psychology, 1-30. https://doi.org/10.1080/17439760.2023.2178956
Weber, M. (2021). Relations between character strengths and subjective well-being in children and adolescents: A brief overview. Medical Research Archives, 9(6). https://doi.org/10.18103/mra.v9i6